APRENDIZAJE A TRAVÉS DE LOS HÁBITOS Y LAS
RUTINAS.
Es en los primeros años de vida donde se tiene
mayor receptividad y se da un aprendizaje duradero, por esto la
importancia de enseñarles a través de actos repetitivos y
constantes. “Mediante las rutinas interiorizan tareas elementales y
también complejas. Aprenden a guardar sus juguetes después de
haberse divertido con ellos, a tocar instrumentos, a practicar
deportes e incluso a predecir lo que va a suceder luego de
determinada situación, es decir, a relacionar una acción con su
consecuencia”, dice María Martínez, psicóloga clínica.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que todas las
personas tienen unos rasgos temperamentales que los identifican y que
reflejan la forma en la que pueden llegar a reaccionar con respecto a
una situación determinada. Dicho lo anterior, es importante que los
padres identifiquen cuál es el tipo de carácter de sus hijos y cuál
será entonces la mejor manera de aplicar dichas rutinas y pautas
educativas. “A algunos les parece divertido lo que han hecho por lo
que disfrutan poniéndolo en práctica y logran aprenderlo más
rápido. Otros, en cambio, rechazan de inmediato la actividad porque
no se sienten cómodos con esta y, por lo tanto, necesitarán de más
paciencia, constancia y persistencia para lograr que la asimilen y la
lleven a cabo de forma automática”, comenta María Fernanda
Hurtado, psicóloga y directora de vivirlafamilia.com.
Lo importante, sea cual sea el caso, es hacer de
todas las rutinas (de alimentación, descanso, higiene, juego y
tareas propias de la vida escolar) rituales amorosos y divertidos y
no obligaciones impuestas. Todas necesitan ser ejemplares y
coherentes, todas deben llevarse a cabo con la misma constancia e
intensidad para que puedan ser interiorizadas exitosamente.
Rutinas de oro
Alimentación:
Esta rutina, generalmente, inicia cuando el bebé
empieza a descubrir nuevos sabores y consistencias. Aunque para
algunos esta etapa resulta sencilla y divertida, para otros es
bastante compleja y molesta, por lo que, en primera instancia, los
padres deberán tener mucha paciencia y dedicación para lograr que
esta actividad se convierta en algo placentero. “No es conveniente
hacer de la hora de la comida una batalla, es necesario darles tiempo
para que se habitúen, comprender sus respuestas de saciedad, gusto o
disgusto; ser constantes con las horas y el lugar en el que se come,
explicarles por qué se deben alimentar, y ser creativos para
estimular su apetito, por ejemplo, sirviendo los alimentos en tazones
de colores o haciendo divertidas figuras con ellos al momento de
ponerlos en el plato”, argumenta la psicóloga Viviana Obando.
No cometa estos errores
• Evite utilizar espacios
distintos al comedor para que el niño realice esta actividad. Él
debe asociar este lugar con alimentación.
• No lo entretenga con
juguetes, objetos o el televisor. Él debe ser consciente de la
acción que está realizando.
• No use la comida como
calmante o entretención.
• No la use tampoco como premio
o castigo.
• No varíe las horas en las
que le da de comer. Trate de ser constante en los tiempos. La doctora
Hurtado recalca que “el horario de las comidas es de vital
importancia, porque organiza los procesos biológicos en todo lo
relacionado con el sistema gastrointestinal y nutricional, esto sin
contar con los positivos aportes que se dan sobre el vínculo
familiar cuando todos los miembros del hogar se disponen a compartir
este momento”.
Descanso:
Descansar es vital a nivel cognitivo. El número
de horas de sueño está directamente relacionado con el desempeño
académico, la capacidad de concentración y de resolución de
problemas, entre otras cosas.
¿Cómo lograr que duerman el tiempo suficiente?
El pequeño debe aprender a reconocer que su cuna
o cama es sinónimo de reposo. Para lograrlo, asegura la especialista
Collantes, es necesario hacer de este momento un ritual especial. “La
noche debe convertirse en señal de descanso, por lo que el ritmo de
la vida, a esa hora, debe ser más pausado, el tono de la voz más
bajo y las luces de la casa más escasas. Luego, un baño de agua
tibia, por ejemplo, podría resultar muy relajante; después un
masaje con aceite; ropa cómoda; un mimo de ‘buenas noches’ y la
arrulladora voz de mamá o papá susurrando una melodía de cuna o
quizá algún relato llevarán al infante a dormir plácidamente”.
No cometa estos errores
• Evite acostarlo en lugares
diferentes a su cuna o cama. Él debe familiarizarse con estos para
lograr dormir tranquilamente.
• No lo duerma mientras realiza
otras actividades, no encienda el televisor para ‘arrullarlo’,
dedíquese a brindarle un ambiente apto para conciliar el sueño y
establézcalo como un rito.
• Sea constante con los
horarios destinados para realizar esta actividad.
• Si luego de haberse dormido
se despierta, acompáñelo sin sacarlo de su cuna o cama y por ningún
motivo lo lleve a su habitación.
Higiene y orden:
Los hábitos de aseo garantizan la salud de los
seres humanos, mejoran la apariencia personal y, a su vez, permiten
tener una mejor recepción dentro de una comunidad. Es posible que en
algunos casos resulten aburridas para el menor, razón por la que
será responsabilidad de los padres hacer de ellas actividades
divertidas, a continuación le damos algunas ideas:
- Cree una historia o canción relacionada con
el tema, en el que un personaje pasa diversas dificultades por no
ser aseado y organizado. Descríbale cómo quien, por ejemplo, no se
lava los dientes padece terribles dolores en estos por causa de las
caries, o cómo alguien pierde su juguete favorito debido al
desorden.
- Realice juegos de roles. Convierta a su
hijo en un gran estilista y permita que él le lave su pelo y le
realice peinados. Otra forma de poner en práctica los buenos hábitos
de limpieza es aseando y reinventando por completo un lugar que él o
ella habite de manera permanente; también puede realizar un
relajante baño de burbujas e indicarle cómo debe bañarse.
- Cada vez que se asee, lave los
dientes, haga la cama y recoja el desorden, invítelo a
participar. A los niños les encanta imitar lo que otros hacen y
este tipo de cosas no son la excepción. En general, todas las
rutinas necesitan los mismos ingredientes para que sean efectivas:
coherencia entre lo que se dice y se hace, ejemplo por parte de los
adultos que rodean al infante, paciencia porque cada niño tiene su
propio ritmo y, por último, creatividad para lograr que interioricen
las acciones sin inconvenientes.
- Cree un cuadro grande y ubíquelo en un lugar
visible. Puede hacer uno semanal para no saturarlo con varias
acciones. Ejemplo: "La semana de los dientes limpios". Cada
vez que él cumpla esta tarea, se pondrá una carita feliz y, además,
tendrá una recompensa. De lo contrario, habrá una carita triste,
pero no un castigo.
Por Pamela
Rueda C. / Especial para 'ABC del Bebé'