ESTIMULACIÓN TEMPRANA DE 0 A 3 MESES.
La
estimulación natural, espontánea, no es suficiente pues no nos asegura que el
niño tenga las oportunidades precisas y suficientes para un desarrollo
adecuado.
Es
imprescindible ayudar, orientar y guiar el desarrollo infantil desde las
primeras edades porque el control sistemático del desarrollo infantil en todos
sus aspectos, nos va a permitir en algunas ocasiones, prevenir deficiencias,
corregir desviaciones o simplemente facilitar el aprendizaje.
Durante
la primera etapa del desarrollo del niño, las acciones de los padres y su
comportamiento afectivo con su hijo influyen en el desarrollo de determinadas
potencialidades del niño.
Qué es la estimulación temprana:
Es
una manera muy especial de contactar y divertirnos con el niño, siguiendo los
ritmos que nos marque, animándole y teniendo fe en sus posibilidades, siendo
creativos e imaginativos, inventando cosas nuevas y llevándolas a la práctica
observando los resultados.
Es
prevenir y mejorar posibles déficits del desarrollo del niño.
Apuntan
a normalizar sus pautas de vida.
Es
enseñarle a mostrar una actitud ante las personas, juguetes...es decir, fijar
su atención y despertar su interés ante los acontecimientos de la vida.
Es
poner los cimientos para facilitar el crecimiento armonioso y saludable, así
como para el posterior aprendizaje y personalidad del niño
Es
trabajar en una serie de tareas de una manera constante, pero introduciendo una
pequeña novedad. Si no hay suficiente constancia en los aprendizajes, no
aprenderá la tarea y se le olvidará rápidamente, y si la novedad es excesiva se
va a desconectar y abrumar.
Es
un programa que pretende favorecer la autonomía del sujeto, y lograr un nivel
socioeducativo aceptable.
Lo que no es la estimulación temprana:
No
es hacer una tarea mecánica y repetitiva hasta que lo aprenda de memoria.
No
es, intentar conseguir una respuesta positiva siempre que trabajemos con él, y
frustrarnos si no lo logramos.
Actividades
de cero a tres meses
El
primer año de vida del bebé se caracteriza por ser un periodo en el que se
suceden, con gran rapidez, una serie de logros muy importantes.
Las
conductas se suceden en un orden, aunque son orientativas y varían en función
de las características del niño y del entorno.
Las
actividades deben adaptarse a las circunstancias individuales y en su caso
colectivas en las que vaya a realizarse.
Tono
muscular
Ejercicios
de relajación
Enrollar
al bebé: Coja al bebé con una mano por la nuca y, con la otra, por los muslos,
el bebé se pliega así sobre sí mismo, recobrando la posición fetal. Esta
postura le calma y le relaja.
Cogerlo
en brazos: Coja al niño en brazos con un solo brazo, de forma que la cabeza del
bebé se apoye en su antebrazo mientras la mano de ese mismo brazo llega hasta
debajo de las piernas del bebé. Así, podrá acariciarle con la otra mano.
Mecerle:
Consiste en coger al bebé y balancearle. Puede hacerlo de dos formas, colocando
al bebé boca abajo en sus brazos y meciéndole, o balanceándole mientras le
tiene en posición vertical pegado a su pecho sujetándole la cabeza.
Posturas
básicas
Tumbado
Maniobra
de la bufanda o del abrazo
Tumbado
boca arriba coja el antebrazo del bebé, por encima de la muñeca, y lo llévelo
hacia el hombro contrario, como si quisiera tocarle la oreja, cuando note que
hay una dificultad para extenderlo más, pare un par de segundos y deje que el
brazo vuelva a su posición normal. Haga lo mismo con el otro brazo. La
extensibilidad de ambos brazos debe ser prácticamente igual. Este ejercicio
puede realizarlo dos o tres veces seguidas y varias veces al día.
El
abrazo
Es
el mismo ejercicio que el anterior, pero llevando los dos brazos del bebé a la
vez. Tumbado boca arriba coja el brazo derecho del niño con su brazo derecho y
el izquierdo con el izquierdo, y lleve sus manos cerca de las orejas del lado
contrario. Espere un par de segundos y suéltele; repita el ejercicio dos o tres
veces. Este ejercicio lo puede realizar desde que el bebé es un recién nacido,
pero a partir de la cuarta o quinta semana de vida le resultará más cómodo.
Abrir
y cerrar las piernas
Boca
arriba se le coge por las rodillas y con movimientos muy suaves abra y cierre
sus piernas hasta el punto en que note resistencia.
Extender
las piernas
Boca
abajo coja con suavidad las piernas del bebé y estírelas, manteniéndole uno o
dos segundos en esta postura y dejando que después vuelva a su postura inicial.
Cogerlo
en brazos
Cójale
en sus brazos, en posición vertical y sujetándole la cabeza, y déjele en esta
posición un rato.
Peinarle
las piernas
Tumbado
boca abajo, con un cepillo de cerdas suaves, o una brocha de maquillaje,
"peine" las piernas del bebé desde la cadera hasta los dedos del pie,
por la parte de afuera.
Peinarle
los brazos
Repita
el ejercicio anterior, pero con los brazos. Se comienza por los hombros y se
baja hasta las manos.
De
pie
Son
pocas las actividades que se pueden realizar teniendo al bebé de pie, puesto
que ésta no es la postura más adecuada para el primer trimestre, no obstante,
se pueden aprovechar algunos reflejos que aparecen en esta posición, como son
los de la marcha automática, enderezamiento y salto del escalón.
Flexionar
las rodillas
Coja
al niño por el tronco a la altura de las axilas, y póngale sobre una superficie
dura. Con movimientos suaves elévele y bájele, de tal forma que al tocar la
superficie le deje caer un poco para que flexione las rodillas.
Subir
escalones
Sujete
al bebé igual que en el ejercicio anterior y aproxímele al borde de una mesa,
haciendo que con el pie toque el borde. Este contacto le provocará una reacción
parecida a la de subir una escalera, flexionará la pierna, la subirá por encima
de la mesa e, inmediatamente, hará lo mismo con la otra.
Andar
Si
a continuación del anterior ejercicio inclina hacia delante el tronco del
recién nacido, o del bebé en su primer trimestre, podrá observar cómo se
produce el reflejo de la marcha automática.
Reptar
Tumbado
boca abajo, si presiona la planta de sus pies aparecerán movimientos de reptar,
que harán que el bebé se mueva arrastrándose.
La
mayoría de los bebés tienden a reptar, si se les deja en medio de su cuna,
reptan hasta encontrar un tope con la cabeza.
Dorsales
Cuando
el niño empieza a mantenerse apoyado sobre sus antebrazos, aproveche esta
postura para ofrecerle todo tipo de juguetes para facilitarle esta posición.
Elevación
del tronco
Tumbado
boca abajo le ponemos la mano debajo de su pecho y le hacemos caricias muy
suaves.
Tumbado
boca abajo le acariciamos la espalda. Puede acariciarle con ambas manos
situándolas en sus hombros y acariciando toda su espalda. O utilizar peines
suaves, cepillos, esponjas...
Abdominales
Contraer
el abdomen
Tumbado
el bebé boca arriba, sujétele por las piernas mientras con el dedo índice traza
una raya por debajo del ombligo; el abdomen del bebé se contraerá, espere unos
segundos y vuelva a realizar el movimiento entorno al ombligo. Este ejercicio
refuerza los músculos abdominales.
Tumbado
el bebé boca arriba coja las piernas del bebé, dóblelas y ejerza una ligera
presión sobre el vientre, de poco tiempo, un par de segundos, esto le hará
contraer el abdomen. Este ejercicio también mejora la respiración torácica.
Volteo
Boca
abajo, cuando el bebé se sostiene sobre sus antebrazos aprovechamos para
despegarle un brazo del suelo donde esté apoyado, le mantenemos unos segundos
con nuestro apoyo y le soltamos. Lo mismo con el otro brazo. Este ejercicio,
como cualquier otra actividad que le ayudemos a conseguir una nueva
adquisición, se hará siempre cuando ya esté dominando la anterior; esto es, si
acaba de ponerse sobre sus antebrazos no realizaremos el ejercicio, sino que
esperaremos a que más o menos domine su nueva postura para incitarle a la
siguiente.
Cabeza
Control
cefálico
Estando
el niño tumbado boca arriba le damos los dedos índices de nuestras manos para
que los agarre, debido a la fuerte presión de los primeros meses nos será
posible subir al niño hasta la posición de sentado tirando despacito de él. Una
vez sentado le soltamos los dedos y le mantenemos en esta postura un par de
segundos y le tumbamos despacito sujetándole la cabeza.
Seguir
un objeto
Tumbado
boca arriba enséñele un objeto que le guste y muévalo despacio para que vaya
girando la cabeza de lado a lado. Los objetos pueden tener música o no. Es
bueno coordinar ambos, unos días con y otros sin. Este mismo ejercicio se puede
hacer tumbado, boca abajo y sentado.
Pellizcarle
la nuca
Tumbe
al niño boca abajo y pellízquele suavemente la nuca, poco a poco el niño irá
levantando la cabeza. Este mismo ejercicio lo puede realizar tomando al niño
por la tripa; pase un brazo suyo entre las piernas del bebé y lleve la mano
hasta el cuello dejando este libre, mientras con la otra mano le pellizca
suavemente.
Cara
Acaricie
suavemente la cara del bebé.
Acariciar
la cara del bebé.
Movimientos
bucales
Con
un chupete acariciamos las comisuras de los labios, el bebé torcerá la boca del
lado que se le está acariciando. Haga lo mismo acariciando la parte superior e
inferior del labio. Con un cepillo suave rócele los labios para que los
movilice.
Mofletes
Acariciamos
los mofletes del niño con un algodón, la punta de un pañuelo con el fin de que
se produzca un cambio en su expresión
Visión
Movimientos
oculares
Sirven
los mismos ejercicios que se han utilizado para el control cefálico y
seguimiento de objetos.
Pelotas
Con
pelotas de distintos colores o solamente con una, tumbe al bebé boca abajo y
haga rodar las pelotas delante suyo muy despacio, para que intente seguirlas.
Alrededor del tercer mes puede hacer intentos de despegar el brazo con
intención de atraparlas. Se hace rodar solamente una. Debe seguirla por el
movimiento en sí, cuando se interese por el ejercicio haga rodar varias pelotas
a la vez.
Botar
pelotas
Para
trabajar los movimientos verticales puede hacer botar pelotas grandes delante
del bebé, y después pelotas más pequeñas. Es conveniente mantener una distancia
de 40 cm. para que pueda seguir con facilidad el movimiento que tiene enfrente.
Fijación
visual
Cuelgue
en su cuna muñecos, pelotas,... desde los primeros días, para que fije la vista
en ellos cuando quiera. Es mejor ponerlos por la parte de afuera para evitar
que puedan desprenderse y molestar al bebé mientras duerme, si está despierto
pueden estar dentro, siempre que no sean de material peligroso.
Comidas
Antes
de darle de comer sujétele en sus brazos y mírele a los ojos a la vez que le
habla. Después de comer, el bebé está relajado y puede dedicarle más tiempo a
la actividad anterior.
Audición
Seguimiento
visual y auditivo
Si
en los ejercicios de seguimiento visual se trabaja con sonajeros se está
estimulando, al mismo tiempo, la audición y la visión.
Lo
mismo sucede con los ejercicios de control cefálico en los que utilizamos la
voz para que el bebé levante la cabeza para seguirnos.
Se
puede:
·
Utilizar
móviles (pequeños muñecos que cuelgan de un bastidor y se mueven por encima de
la cabeza del niño) con sonido y sin sonido.
·
Utilizar
sonidos en distintas direcciones.
·
Hablar
al bebé de frente, al oído izquierdo, al derecho, por detrás.
·
Sonidos
provocados por el bebé
·
Cuando
el bebé emite un sonido, es conveniente poner cara de satisfacción, dele a
entender la alegría que le ha provocado con sus ruidos.
Olfato
Olores
distintos
Cuando
realice los ejercicios de olfato debe prestar atención a que las sustancias
elegidas no sean nocivas; debe tener cuidado para no introducirlas en la nariz,
que no sean desagradables...
Esta
actividad con el bebé consiste en oler frutas frescas, esencias...
Gusto
Dependiendo
de la edad del bebé y de su dieta, consulte con su pediatra la posibilidad de
mojarse usted el dedo con un poco de zumo de naranja y dárselo a chupar.
También puede utilizar limón rebajado en agua, piña, melocotones...
Tacto
Boca
arriba / bocabajo
Con
las yemas de los dedos acaricie suavemente el cuerpo del bebé, espere unos
segundos y presione con suavidad toda su piel, espere unos segundos y vuelva a
acariciarle.
Extremidades
superiores
Manos
Abrir
las manos
Se
coge la mano del niño y se acaricia suavemente el torso de dicha mano, hasta
conseguir que quede abierta o semiabierta.
Otro
ejercicio consiste en acariciar los dedos del bebé uno a uno.
Tumbado
boca abajo ponga sus manos en los hombros del bebé y con palmadas suaves vaya
acariciando sus brazos hasta llegar a sus manos.
Lenguaje
Aproveche
cuando el bebé esté despierto para emitir sonidos frente a él. Utilice sonidos
diferentes, como aplaudir, silbar bajito, hacer ruidos con la lengua,
sonajeros. Se pueden emplear distintos sonidos, pero no más de dos a la vez, y
es conveniente hacer pausas entre ellos.
Al
coger al niño en brazos aproveche para decirle su nombre y más adelante,
llámele cuando no le vea, para que busque de donde viene la voz.
Otras
actividades que puede realizar junto con su bebé son jugar a hablar utilizando
tonos de voz diferentes, agudos, graves, cantos; mover los labios sin emitir
sonidos y hablarle en voz baja; hablarle bajito cerca del oído izquierdo y
luego del derecho; jugar con él a vocalizar; y decirle el nombre de las cosas
cuando se las enseñemos.
Su
relación con el entorno
Es
aconsejable mantener un ambiente agradable para el bebé en cuanto a
temperatura, ruidos, luminosidad, cambiarle de postura de vez en cuando, no
dejarle llorar e intentar encontrar la causa de sus lloros, calmarle y disponer
de lo que el niño precise (pañales, chupete, comida, etc.); todo ello le
ayudará a tener buena disposición hacia su entorno, a ser menos irritable y
estar más atento y ser más observador de lo que ocurre en ese ambiente al que
intenta acomodarse.